Como ya lo hizo el Ayuntamiento de Alicante, el de San Juan ha dado a una de sus calles de una impersonal y nueva urbanización, el nombre de nuestro Presidente de Honor Fernando Soria, vecino ilustre del pueblo. Hasta hace pocos años, era norma consuetudinaria no hacerlo hasta la muerte del homenajeado, quizás por prevención de que al final de sus días pudiera no merecerlo por alguna u otra cuestión, generalmente de tipo político. Ahora esa costumbre se ha postergado, quizás porque los político que conceden la gracia, alberguen la secreta aspiración de ser ellos también, uno de los homenajeados y de ser asi mejor en vida para engordar la vanidad que todos tenemos, pero especialmente ellos. Pero está bien y aun mejor si el homenaje se le hace a un artista cuya obra ya está hecha, y goza de vida propia al margen de las vicisitudes de su autor, como es el caso de Fernando Soria, que por encontrarse indispuesto no pudo asistir al descubrimiento de la placa pero que agradeció en su nombre un amigo por el enviado. Junto a este amigo y en representación de la Asociación de Artistas Alicantinos, y de la Asociación de artistas de El Campello asistimos Adolfo Cano, José Zapata, Carlos Gadea, Willibald Gitterer, (Guillermo para los amigos) y el que esto suscribe.
Carlos Bermejo
Secretario de la Asociación de Artistas Alicantinos
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